La práctica del suizen y el shakuhachi y el estilo del sistema Mumon Ryu.
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Por Mafla Mora (España) Miembro honorario y estudiante del programa Suizen Shakuhachi Desde hace ya bastantes años inicié mis estudios de flauta travesera de manera extraoficial con un flautista profesional americano instalado en Sevilla, Andalucía; que se convirtió no solo en mi maestro musical sino en mi guía. Ya había hecho una incursión en el sistema oficial de conservatorios en España a nivel elemental. No obstante, dicho maestro supuso un gran descubrimiento para mí, pues al iniciar los estudios ya con 30 años no eran pocos los fantasmas contra los que tenía que luchar. Aprendí con él, además de la técnica del instrumento, la búsqueda de un buen sonido, la relajación postural, el amor hacia la música y, sobre todo, el disfrute sin pensar en cualquier otro condicionamiento. Logré apaciguar mi yo autocrítico y, poco a poco, el camino se me fue abriendo hacia un disfrute compartido con otros amigos músicos o artistas de otras disciplinas.
Hoy me encuentro en ese camino y en mi deseo de búsqueda de sonoridades diferentes. Inicié el estudio del bansuri, siempre atraída por la sonoridad del bambú y la música india. Sin embargo, el shakuhachi es un instrumento que siempre me ha atraído no sólo por la sonoridad que emana, sino por lo que de práctica meditativa conlleva. Es cierto que cualquier instrumento cobra vida por el alma que los intérpretes ponen en él, pero en el shakuhachi la mera producción de sonido es tan sutil que te obliga a estar en el presente, con todos los sentidos para no perder la emisión del sonido. En la flauta travesera o en el bansuri, la embocadura son similares, aunque la posición de los dedos varía en ambos instrumentos. El shakuhachi presenta un reto diferente, no sólo por la posición de los dedos (el hecho de que algunos sirvan tan solo de apoyo y no ejecuten notas), sino por el tipo de embocadura. El sonido a veces desaparece debido a cambios sutiles del aire, la presión de los labios, la posición de la cabeza. Como afirma Zapata (2024), la producción del sonido y su fácil pérdida es un problema sin solución aparente pero cuya solución se encuentra en nuestro interior:
"Un problema sin solución aparente en el arte del shakuhachi. Sonríe con el corazón y el sonido perdurará." (p.110)
Tocar con el corazón es la clave para que el sonido perdure. La mente debe estar enfocada hacia el interior para poder enfocar a la vez el sonido. Debemos, sobre todo, borrar nuestro ego y entregarnos plenamente:
"Cuando se entregan al bambú. sin pensarlo, sin pretensionesy sonriendo en su interior, entonces este sonará correctamente y transmitirá lo que debe transmitir." (Ibidem, p.22)
"When sounds are possessed by ideas instead of having their own identity, music suffers" (Takemitsu, Confronting silence)
En cualquier caso, no debemos enfadarnos si no conseguimos producir sonido y la sonrisa sólo debe ser interior o, de lo contrario, el sonido se perderá.
Para mí fue un descubrimiento saber que el instrumento es de origen chino y que fue importado por Japón en el siglo VIII. Siempre lo asocié a Japón. Izumi Takeo (2016) en su obra traza la historia del shakuhachi a través de la pintura y habla de la fuerte conexión entre este instrumento y la secta Fuke, y sugiere su naturaleza ascética. Su construcción sería pues simbólica. Los cuatro agujeros frontales corresponderían a las cuatro estaciones del año y el quinto (parte posterior) simbolizaría la claridad y la iluminación de la mente. Los tres nudos del bambú [1] representaría la unión de tres cuerpos: dharma body, reward body after its role as a bodhistatva and the response body taken by a buddha in accordance to the abilities of those to be saved. The lower opening represents the Womb world, and the upper opening the Diamond World. (Izumi, 2016:88)
También fue un descubrimiento su etimología: 1 shaku y 8 sun. Su nombre viene dado por la medida del instrumento 1.8, aunque se hace extensiva a las demás flautas de bambú japonesas de otras extensiones mayores. No sé si existen otros instrumentos cuya etimología sea debido a su tamaño. En este sentido se me antoja interesante realizar dicha búsqueda etimológica.
Al poseer 5 agujeros las notas están afinadas siguiendo la escala pentatónica menor occidental. La escala del shakuhachi 1.8 es D F G A C y presenta 3 registros:
o Registro bajo OTSU (D4 F4 G4 A4 C5) octava 4
o Registro medio KAN (D5 F5 G5 A5 C6) octava 5
o Registro agudo DAI KAN (D6 F6 G6 A6 C7) octava 6
que se corresponden con las tres octavas (el registro bajo, medio y agudo) de la flauta travesera (también hay notas del registro sobre agudo). No obstante, frente a los 5 agujeros del Shakuhachi, la flauta travesera posee 16 “agujeros de tono” que se producen por la combinación de las 15 llaves (siguiendo el sistema de Theobald Boehm, el padre del diseño moderno). La inexistencia de dichas llaves en el shakuhachi, la aparente simplicidad de sus 5 agujeros, convierten a este instrumento en un reto mayor, pues es posible reproducir todos los sonidos, pero para ello es necesario combinar la sutileza de la digitación y la técnica microtonal (agujero 1/2 cerrado chu que en japonés significa literalmente mitad o 1/3 cerrado meri [2]), el enfoque mediante la elevación o descenso de la cabeza para poder producirlos.
"Recuerda que tu postura tanto física como actitudinal, la cual se crea o radica desde tu pensamiento u origen (moto), es esencial para crear un camino lleno de sostenidos, bemoles o tonos claves en sintonía". (Zapata 2024, p.76)
La actitud es pues fundamental en el aprendizaje del shakuhachi, lo que hace más interesante este proceso al involucrarnos como estudiantes no sólo en la técnica sino en un modus vivendi que nos guiará en el camino de la búsqueda de la comprensión y la paz espiritual.
"Los estudiantes no solo desarrollan su inteligencia musical, sino que encuentran un camino de paz y conexión interna a través de su práctica dedicada.
La comprensión de la vida es primordial en esta práctica, el estudiante desarrolla esta sensibilidad." (Ibid. p.134)
Decir vida es sinónimo de respiración (Nacemos y morimos en el ciclo de la respiración. p.134) o como afirma Toru Takemitsu "inhaling and exhaling are the history of life" (Confrontingsilence). Como en cualquier instrumento de viento, la respiración en el shakuhachi es esencial, pero esta encuentra un mayor sentido dado el enfoque meditativo que está ligado al instrumento. No hay que olvidar que el shakuhachi era tocado por los monjes “komuso” (monjes del vacío) que componían sus propias melodías (HONKYOKU) para expresar sus sentimientos profundos mientras peregrinaban.
Ya en la introducción del método Mumonryu, Zapata (2024) afirma:
"Si bien el shakuhachi fue empleado como una herramienta meditativa por los extintos monjes budistas Komuso del Japón feudal, veo personalmente en este instrumento una herramienta íntima ligada al desarrollo de la personalidad y el auto descubrimiento, el fortalecimiento de la paciencia y la conquista de la maestría personal." (p.10)
El shakuhachi era pues considerado una herramienta sagrada del Dharma (FAQI), un instrumento de práctica espiritual (HOKI) que servía para la búsqueda de la iluminación a través del sonido[3]. Aunque también está la contrapartida a esta visión meramente espiritual pues no es un mito que este instrumento era también considerado un arma defensiva en las artes marciales, utilizada por dichos monjes para los que cualquier objeto se convertía en un elemento de defensa. El shakuhachi, dada la dureza del bambú, su fortaleza y su resistencia, podía realizar bloqueos, golpes, presiones e incluso estrangulaciones con todo el área del instrumento. Su final de raíz (uraguchi) servía como un pesado martillo para golpear, y su extremo de soplado (utaguchi) era efectivo para realizar ataques directos más punzantes (tsuki) (Ibid. p.128)
Otro concepto del Honkyoku, “maai”, es de suma importancia (cfr. Zapata Introducción al shakuhachi p.23). Es el espacio o intervalo que se produce por la distancia entre dos sonidos/dos frases. A diferencia de la música occidental en la que la duración de los sonidos está matemáticamente representada a través de las notas y los silencios, el “maai” es libre; cada intérprete decide su duración y en él reside la personalidad y originalidad de cada intérprete pues los honkyoku son arrítmicos, tienen ritmo libre.
Esta libertad rítmica en la ejecución de las piezas es también un concepto atractivo, a mi entender, y mucho más armónico y respetuoso hacia el ejecutante que no se ve constreñido en la ejecución de las frases musicales, como es el caso de las partituras occidentales. Cada uno gestiona la cantidad de aire en función de su capacidad y ello obliga al ejecutante a la conexión con el presente y la toma de conciencia.
El aprendizaje de cualquier instrumento es un proceso emocionante en el que uno se involucra con todos sus sentidos y en el que uno aprende no sólo del instrumento sino de la cultura a la que este pertenece. Es por ello que la filosofía que subyace en el aprendizaje de este instrumento me atrae enormemente.
En general puedo afirmar que conocer el método Mumon Ryu [4] me ha aportado mucha ilusión y me ha abierto expectativas nuevas que entroncan con mi búsqueda personal actual tanto musical como espiritual.
Mi interés musical principal se centra en la búsqueda de sonidos y sonoridades próximas a la naturaleza que conecten también con el aliento y con la voz, permitiéndome enriquecer el lenguaje de la música improvisada.
La música japonesa más que basar su belleza en formas abstractas se halla más ligada a las formas naturales, imita las formas naturales. En este sentido, haciéndome eco de las palabras de ToruTakemitsu, pienso que la música japonesa está muy alejada de la música occidental:
It must be said that in principle and construction, Western and Japanese music are fundamentally different, separated by a distance that I find overwhelming.
(TakemitsuNature and music in Confronting silence).
En ello radica, para mí, su atractivo.
~ Mafla (05.05.2025)
[1] El shakuhachi presenta tres nudos frente al hitoyogiri, instrumento más corto, que solo poseía un nudo del bambú.
[2]Para obtener las doce tonalidades necesitaremos aplicar otra técnica microtonal llamada Meri, esta consiste en abrir solo 1/3 de un orificio, y esta disminuye dos semitonos de la nota afectada (un tono completo) p.80. Tanto Chu, como Meri se colocan posterior a la nota afectada.
[3] ICHION JOBUTSU un solo sonido para alcanzar la iluminación. El sonido te convierte en Buda. (Zapata p.33)
[4] El término Mumon Ryu traduce literalmente escuela sin puerta, sin entrada. (P.16). Es el método y sistema de estudio de shakuhachi de Ricardo Zapata, sensei.
Bibliografía
Izumi, Takeo Paintings of Bamboo Flutes. A History and Genealogy of Shakuhachi Performance. 2016 Tohoku University Press.
Takemitsu, Toru Confronting silence. Selected writings. The Scarecrow Press, Inc (versión digital)
Zapata Luna, Ricardo (2024) El camino del shakuhachi. Sopla tu mente, controla tu tono. Zen a través de la flauta de bambú.
Zapata Luna, Ricado Introducción al shakuhachi, Manual Ciclo 1 (PDF).
Genial gracias por compartir! El sonido del shakuhachi es muy especial.
Un excelente texto y aporte Mafla san!. 👍 Puedo aportar que las flautas más largas, los bajos (chokan, Lit. Tubos largos), llevan la misma lógica en su formación del nombre, desde su longitud, empleando las mismas unidades de medidas japonesas Shaku y Sun. Por ejemplo una flauta en clave Si (B) se le llama 二尺一寸 o bien 尺八2尺1寸正律(B)管, Eso es una flauta de medidas dos shaku y un sun (2.1) con entonación en clave de B. 😍